En aquella rústica y pesada valija trajo toda la fuerza indómita del cantábrico y sus rías.
Trajo también la férrea voluntad y la vital pujanza con la que comenzó este camino. Con gran esfuerzo, proyección de futuro y todo el amor que era capaz de dar, fundó y formó aquel primer taller allá por los años 50.
Hoy, que ya somos la tercera generación desde aquel visionario emprendedor, no nos pesa la responsabilidad de su legado, sino que nos motiva permanentemente a continuar.
LA VIDA EN LA HISTORIA TIENE PRINCIPIO Y FINAL…
LA HISTORIA EN LA VIDA NO LO TIENE Y SOLO LA ESCRIBEN LOS GRANDES HOMBRES
SIXTO DEJO ESCRITA LA NUESTRA .